Alianza CJNG-Chapitos, reto a la seguridad nacional

La unión criminal de Los Chapitos y CJNG se supo apenas la semana pasada. Y se debe entender como efecto de la Guerra Por Sinaloa, que protagonizan Los Mayos contra Los Chapitos, donde estos últimos al sentirse en desventaja optaron por aliarse a su gran enemigo, el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Tal vez, desde las estructuras del Estado mexicano, ni siquiera se ha dimensionado el grave problema que implica -para la seguridad pública del país- la alianza criminal anunciada entre los poderosos cárteles de Los Chapitos y Jalisco Nueva Generación.

Pero, sin duda, desde adentro de los cárteles, todos están viendo con ojos de asombro la estrategia de los Hijos de El Chapo Guzmán, que de manera muy inteligente, con la alianza pactada con el CJNG, han recuperado, sin disparar una sola bala, los territorios y plazas que hace apenas unos cuantos años perdieron justamente frente al CJNG.

La unión criminal de Los Chapitos y CJNG se supo apenas la semana pasada. Y se debe entender como efecto de la Guerra Por Sinaloa, que protagonizan Los Mayos contra Los Chapitos, donde estos últimos al sentirse en desventaja optaron por aliarse a su gran enemigo, el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Hay que recordar que el Cártel Jalisco de Nemesio Oseguera era el principal enemigo de los hijos de El Chapo Guzmán. La enemistad surgió cuando –el 15 de agosto del 2016- Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar fueron secuestrados en Puerto Vallarta, durante una fiesta en el restaurante La Leche, por un comando ordenado por Nemesio Oseguera.

Tras ese secuestro, del que salieron bien librados Los Chapitos, nació un encono que parecía no tener fin: Los Chapitos, a finales del 2016, todavía con el apoyo de El Mayo Zambada, iniciaron una guerra abierta contra el Cártel Jalisco Nueva Generación. Por su parte, El Mencho Oseguera ordenó una guerra abierta para incursionar en Nayarit y Sinaloa.

Sitios perdidos

La guerra entre Los Chapitos y el CJNG, solo en los estados de Nayarit, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Baja California y Baja California Sur, solo entre el 2016 al 2022, dejó un saldo de por lo menos 15 mil muertos, según refieren las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

La confrontación entre Los Chapitos y el CJNG se dio solo en aquellos estados en donde el Cártel de Los Hijos de Joaquín Guzmán mantenía presencia. Hasta allá fueron los sicarios de El Mencho Oseguera para despojar a Los Chapitos de todas las ciudades (plazas) que tenían bajo su control.

Como efecto de esa confrontación entre Los Chapitos y el CJNG, los de Sinaloa terminaron perdiendo presencia en las principales ciudades de Nayarit, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Baja California y Baja California Sur, incluso algunas plazas en los estados de Puebla, Quintana Roo, Veracruz, Chiapas y Veracruz.

El aguerra abierta que sostuvieron contra el CJNG, los hijos de El Chapo Guzmán perdieron dos de las plazas más importantes para sus negocios sucios: los puertos de Manzanillo y Veracruz. Solo en la disputa por estos dos puertos, Los Chapitos, en tres años de lucha, perdieron casi mil 500 personas.

Se entiende la importancia que significaron los puertos perdidos por la cantidad de personas que Los Chapitos enviaron a la guerra contra el CJNG. Y es que el puerto de Manzanillo era utilizado para la entrada –desde China e India- de precursores químicos para la elaboración de Fentanilo, en tanto que el puerto de Veracruz era utilizado para el envío de drogas a Europa.

Entre otras plazas de importancia que perdieron Los Chapitos frente al CJNG, que a final de cuentas resultaron en pérdidas de ingresos económicos para ese cártel, también destacan las ciudades de Tijuana y Nogales, dos puntos medulares para el tráfico de personas.

De las ciudades de importancia para el narcomenudeo que el CJNG le arrebató a Los Chapitos, destacan Playa del Carmen, Cancún, Xalapa, Acapulco, Tepic, La Paz, Colima y Hermosillo. El arrebato de esas plazas fue un golpe en los ingresos económicos de Los Chapitos.

Los Reyes del Fentanilo

El arrebato de plazas para el narcomenudeo y para el tráfico de personas, así como el bloqueo a los canales de acceso para la compra de precursores químico para la elaboración de drogas sintéticas y el traslado de esas drogas hacia Europa, fue la mejor situación que pudieron enfrentar Los Chapitos.

En el extremo de la extinción como organización criminal, los hijos de El Chapo Guzmán se tuvieron que reinventar. Buscaron nuevos canales de distribución y lograron conectar con China y la India para el suministro de precursores químicos para la elaboración de fentanilo.

Se instalaron en la sierra de Sinaloa y comenzaron a operar un laboratorio de Fentanilo. Luego fueron dos, después más y así hasta llegar a tapizar de laboratorios toda la Sierra de Sinaloa, y la región conocida como el Triángulo Dorado, en donde confluyen los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua.

La demanda de esa droga, el conocimiento del narcomenudeo del mercado norteamericano, y la necesidad de sacar adelante la empresa criminal que les dejó en herencia Joaquín Guzmán Loera, fue lo que llevó a los llamados Chapitos a poblar de narcolaboratorios Sinaloa y a ser los primeros productores de Fentanilo.

Otra vez en la jugada

Esa posición, la de ser los primeros productores de fentanilo en América, su acceso al mercado de consumo y a los canales de provisión de los precursores, fue lo que hizo que Nemesio Oseguera, líder del CJNG, dejara de lado las diferencias con sus antes enemigos, y optó por la alianza con Los Chapitos.

A cambio de recursos para la guerra, que es lo que necesitan Los Chapitos para terminar con la confrontación que sostienen contra Los Mayos y sus aliados los cárteles de Caborca, de Los Salazar y del Chapo Isidro, tendrán que compartir el jugoso mercado del Fentanilo y las utilidades que de allí se generen, con el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Con esa alianza, Los Chapitos están de regreso, y no como cualquier cártel, están de regreso como el cártel que recuperó todo su territorio que tenía hace diez años, y ello sin disparar una sola bala. Regresan a sus plazas, como socios de los que una vez se las arrebataron. Y se apuntar a ser el cártel preponderante del país, al lado del poderoso Nemesio Oseguera.